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Esta villa de vacaciones, situada cerca de la playa, invierte la disposición habitual del programa y despliega su volumetría para aprovechar el sol y las mejores vistas.

En colaboración con Andreas Leitgeb (L.BV Architektur)

Cliente: Particular

Programa: Vivienda unifamiliar secundaria.

Superficie: 680 m2

Presupuesto: Confidencial

Misión: Concepción, proyecto de ejecución, dirección de la construcción.

Equipo: I. Beccar Varela, A. Leitgeb, S. Alonso, A. Almenar, P. Rubio

Arquitecto técnico: Ignacio Mirón

Ingeniería de instalaciones: Structo Ingenieros

Consultor domótica y audiovisual: Inel consultores

Calculo estructural: Benjamín Caballer

 

El terreno desciende hacia el mar a partir de la parcela. Esto llevó a invertir la distribución funcional habitual, disponiendo en la planta baja las habitaciones y en la primera los espacios de vida, relacionando éstos últimos con una enorme terraza desde la que se consiguen, por sobre los jardines vecinos, excelentes vistas al Atlántico y asoleamiento durante todo el día.

 

Tampoco es usual el acceso a la vivienda, ya que ésta no posee una puerta de entrada principal, sino varios puntos de acceso que responden a las diversas situaciones que son corrientes en vacaciones y con buen clima: se puede ir directamente al porche principal, de donde se accede al salón entrando a la casa o atravesarlo para llegar al solárium y piscina, y más lejos a una escalera que lleva a la terraza de la planta alta. Una vez en la planta alta, se puede acceder a la gran cocina y al salón o continuar la ascensión hacia el mirador que corona la construcción.

 

También desde el porche es posible acceder directamente a cada una de las habitaciones y al apartamento de huéspedes. En ocasión del regreso de la playa, es posible entrar directamente desde el portal al vestuario –y de este a las habitaciones–. O aún, si se llega en coche, quitarse la arena en el amplio garaje del subsuelo donde se guardan tablas de surf y otros enseres por el estilo.

 

La construcción es contemporánea y sobria, intentando conciliar un vocabulario próximo a la arquitectura tradicional andaluza (estucos blancos, celosías, planos de agua, introversión), y las numerosas prestaciones solicitadas por los propietarios.

 

Los espacios exteriores se idean marcando el contraste entre las zonas minerales contiguas a la casa y el tupido anillo del jardín que la rodea.